El vínculo
que se establece con la comida no es otra cosa que la forma de percibir el
mundo que tiene cada persona // Foto: Método Ancla
Por Beatriz Guzmán—Muchas veces hemos escuchado eso de “comer por
emociones”, bien sea cuando estamos estresados, tristes, ansiosos o con miedo.
Aunque muchos se refugian en otras cosas como el consumo de alcohol, cigarro u
otro tipo de sustancias, una gran parte de las personas, prefiere comer sin
control.
Quienes sufren de esto, tienen el
llamado “síndrome del comer emocional”, que básicamente consiste en utilizar la
comida para distraer o anestesiar estados emocionales intensos. Este alivio con
la comida está socialmente más aceptado que el de las drogas o el alcohol, por
eso muchas personas lo eligen.
Es fundamental entender que el
vínculo que se establece con la comida, no es otra cosa que la forma de
percibir el mundo que tiene cada persona. La comida es un vínculo y como tal
está cargado de cuestiones culturales, emocionales y sociales; ¿Qué pasa cuando
se utiliza esta relación que se tiene con la comida para suplir otras
cuestiones? Por ejemplo, para tranquilizar una angustia o la ansiedad ante una
situación excede a la persona, como sustituto de algo que se siente que falta
(un trabajo, una relación, la dificultad para sociabilizar adecuadamente) o
para simplemente, aceptar la etapa vital en la que cada quien se encuentra.
Entre las causas emocionales que
pueden llevar a comer en forma automática, se puede mencionar:
Por estrés: el masticar supone un gasto de energía y al
implicar una forma de desgarrar y triturar (actividad vinculada a la agresión),
se transforma en una forma de reducir la ansiedad, forma rápida y pasajera,
pero al alcance de cualquier persona.
Por tristeza: algunas personas presentan un estado de ánimo
muy bajo, sin entusiasmo para realizar tareas habituales, que notan como
instintivamente aumenta su deseo de consumir chocolate, alimentos estimulantes,
carne y otros productos ricos en proteínas e hidratos de carbono. Estos
alimentos tienen en su composición química elementos que aumentan los niveles
de serotonina, neurotransmisor que se encuentra disminuido cuando el ánimo está
deprimido.
Por insatisfacción: si se tiene en el interior una sensación
de vacío, se intenta llenarlo y comer es una forma fácil de hacerlo. El hecho
cierto es que la comida distrae y produce una sensación de bienestar breve y
fugaz, un efecto pasajero: luego de un rato, la persona vuelve a sentirse como
antes.
Por carencia afectiva: en un intento de recrear episodios
felices de la propia historia vinculada, en general a la madre nutricia.
Como forma de castigo: una manera de provocar el aislamiento
por no sentirse merecedor/a de afecto. Generalmente, se vincula a la culpa por
algo que se hizo o se pensó, y se auto-castiga engordando.
Por miedo: como modo de protegerse dentro del cuerpo, miedo
a dejar de ser niña o niño, miedo a mostrarse deseada o deseado, miedo a tomar
responsabilidades.
Por influencia de los seres queridos: el temor a la
desnutrición o el mito que afirma, que la gordura es sinónimo de salud.
El aprendizaje de habilidades para
la gestión de las emociones resulta imprescindible, además de que también es
importante desarrollar la capacidad para sentirlas y expresarlas a través de la
palabra, ejercitando paralelamente la capacidad de autodominio y auto
conocimiento. Así, los tres pilares fundamentales para superar el síndrome del
“comer emocional” son:
*La actitud tiene que ver con la
posibilidad de modificar progresivamente el modo en que se piensa y se siente
respecto del cuerpo, la comida y el movimiento, para fortalecer la decisión de
hacer un cambio en la vida, aprendiendo a conocer y utilizar técnicas para
reducir la ansiedad y el estrés.
*El estilo de vida tiene que ver
con aprender nuevas conductas y maneras de gozar de la vida, de las relaciones
y hasta de sí mismo, sin falsos apoyos como la comida, el atracón o la dieta
exagerada, aprender a fortalecernos de manera individual y en grupo.
*Referente a la alimentación, hay
que disfrutar de la comida sin culpa. La alimentación equilibrada es una de las
claves para mejorar el estilo de vida. No hay alimentos prohibidos, solo
conviene dar más preferencia a algunos y menos a otros.