martes, 18 de octubre de 2016

Dormir con la faja puesta, una práctica poco beneficiosa

La piel necesita respirar, así como el cuerpo necesita tener una circulación correcta, es por eso que dormir con la faja trae más problemas que beneficios // Foto: dormiteca
   
Por Beatriz Guzmán—Además de resultar muy incómoda, esta práctica de dormir con la faja puesta en busca de la silueta ideal es poco saludable.

Quienes insisten en dormir con una faja puesta, se equivocan al creer que están haciendo lo correcto para lucir una zona abdominal tonificada, ya que lo que realmente se necesita para fortalecer los músculos del vientre y quemar la grasa del abdomen, más que una faja, es disciplina.

Una dieta alejada de los carbohidratos, las bebidas gaseosas y el azúcar junto a una rutina de ejercicio focalizada es la mejor solución para eliminar esos rollitos, que tanto molestan en el cuerpo.

Obviamente, algunos truquitos, como el uso de la faja, nunca están de más, pero dormir con ella puesta no es uno de ellos. Algunos de los daños, que conlleva dormir con una faja puesta son:

No permite descansar plácidamente: dormir con la faja puesta representa una enorme incomodidad. Con ella cuesta estirarse y moverse con libertad mientras se descansa y además, limita la sensación de bienestar.

Puede provocar malestares estomacales: debido a que la faja comprime el abdomen, el estómago podría recibir más presión de la necesaria, originando problemas como estreñimiento, acidez o gases.

Da origen a la aparición de problemas circulatorios: lo peor de dormir con la faja puesta es el obstáculo que representa para que la sangre fluya correctamente, esto afecta la circulación y también genera la aparición de marcas en la piel.

No deja que la piel respire adecuadamente: al dormir es importante que el cuerpo esté libre de presiones para regenerar células; e inclusive desprender a través de los poros aquello que ya no necesita.


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