sábado, 22 de octubre de 2016

El poder del yogurt

El yogurt puede ayudar a  proteger al intestino de los efectos de los antibióticos // Foto: magic4walls
   
El yogur es un alimento milenario que le ofrece sabor y equilibrio a toda dieta. Se obtiene a partir de la fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche) y pertenece a una categoría de alimentos llamados “probióticos”, es decir, que contienen microorganismos vivos que contribuyen a equilibrar el funcionamiento general del cuerpo.

¿Por qué incorporar el yogurt a diario en la dieta?

Favorece un corazón sano:

Un yogur por día: esa parece ser la proporción adecuada para un corazón sano. De acuerdo a un estudio presentado ante la Asociación Americana del Corazón, las mujeres que consumen cinco o más porciones por semana pueden reducir en un 20 por ciento, el riesgo de padecer hipertensión a largo plazo.

En comparación con otros lácteos como la leche y los quesos, el yogurt parece ser más beneficioso porque contiene mayor cantidad de calcio y potasio. Estos minerales, se asocian a tener una menor tensión sanguínea.

Según la Organización Mundial de la Salud, la hipertensión es la principal causa de enfermedades cardiovasculares y ACV en el mundo. Afortunadamente, hay maneras de prevenir.

Regula la flora intestinal: en ocasiones, el estrés, las dietas inadecuadas, algunas enfermedades o ciertos hábitos nocivos (como el tabaco o el alcohol), pueden desequilibrar la flora intestinal. Aquí entran en escena los probióticos, como el yogurt, que contribuyen a mantener o restablecer el balance bacteriano.

Ayuda a bajar de peso: por tratarse de un lácteo con bajo contenido de grasas, el yogurt es muy recomendado a la hora de bajar de peso. Resulta ideal, si se quieren modificar malos hábitos alimenticios como la necesidad de saciar el apetito entre comidas, ya que no agrega demasiadas calorías.

Otro de sus beneficios es que puede ser consumido por personas que padecen intolerancia a la lactosa, debido a que los componentes vivos en el yogurt ayudan a asimilar la sustancia.

Fortalece los huesos: a diferencia de otros lácteos, los probióticos presentes en el yogurt, pueden hacer que los nutrientes estén más biodisponibles, es decir, que al organismo le resulte más fácil utilizarlos. Algo que vuelve mucho más potente al denominado “efecto yogurt”.

Reduce los efectos secundarios de los antibióticos: los tratamientos con antibióticos, pueden provocar malestar gastrointestinal o diarrea. Esto sucede, porque están diseñados para acabar con las bacterias responsables de una infección pero, al mismo tiempo, también destruyen las bacterias “buenas” que el intestino necesita.

El consumo de productos lácteos fermentados (como el yogurt) mejora estos síntomas; por lo que es muy recomendable consumirlo durante y después de un tratamiento con antibióticos.

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