El yogurt
puede ayudar a proteger al intestino de
los efectos de los antibióticos // Foto: magic4walls
El yogur es un alimento milenario
que le ofrece sabor y equilibrio a toda dieta. Se obtiene a partir de la
fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche) y pertenece a una categoría
de alimentos llamados “probióticos”, es decir, que contienen microorganismos
vivos que contribuyen a equilibrar el funcionamiento general del cuerpo.
¿Por qué incorporar el yogurt a
diario en la dieta?
Favorece un corazón sano:
Un yogur por día: esa parece
ser la proporción adecuada para un corazón sano. De acuerdo a un estudio presentado
ante la Asociación Americana del Corazón, las mujeres que consumen cinco o más
porciones por semana pueden reducir en un 20 por ciento, el riesgo de padecer
hipertensión a largo plazo.
En comparación con otros lácteos
como la leche y los quesos, el yogurt parece ser más beneficioso porque
contiene mayor cantidad de calcio y potasio. Estos minerales, se asocian a
tener una menor tensión sanguínea.
Según la Organización Mundial de la
Salud, la hipertensión es la principal causa de enfermedades cardiovasculares y
ACV en el mundo. Afortunadamente, hay maneras de prevenir.
Regula la flora intestinal: en ocasiones, el estrés, las
dietas inadecuadas, algunas enfermedades o ciertos hábitos nocivos (como el
tabaco o el alcohol), pueden desequilibrar la flora intestinal. Aquí entran en
escena los probióticos, como el yogurt, que contribuyen a mantener o
restablecer el balance bacteriano.
Ayuda a bajar de peso: por tratarse de un lácteo con bajo
contenido de grasas, el yogurt es muy recomendado a la hora de bajar de peso.
Resulta ideal, si se quieren modificar malos hábitos alimenticios como la
necesidad de saciar el apetito entre comidas, ya que no agrega demasiadas
calorías.
Otro de sus beneficios es que puede
ser consumido por personas que padecen intolerancia a la lactosa, debido a que
los componentes vivos en el yogurt ayudan a asimilar la sustancia.
Fortalece los huesos: a diferencia de otros lácteos, los
probióticos presentes en el yogurt, pueden hacer que los nutrientes estén más
biodisponibles, es decir, que al organismo le resulte más fácil utilizarlos.
Algo que vuelve mucho más potente al denominado “efecto yogurt”.
Reduce los efectos secundarios de los antibióticos: los
tratamientos con antibióticos, pueden provocar malestar gastrointestinal o
diarrea. Esto sucede, porque están diseñados para acabar con las bacterias
responsables de una infección pero, al mismo tiempo, también destruyen las
bacterias “buenas” que el intestino necesita.
El consumo de productos lácteos fermentados
(como el yogurt) mejora estos síntomas; por lo que es muy recomendable
consumirlo durante y después de un tratamiento con antibióticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario