Para que los
efectos de la contaminación sean mayores que los beneficios del ejercicio, se
deben pasar 16 horas diarias caminando entre las sustancias tóxicas // Foto:
lavanguardia.com
Por Beatriz Guzmán—En muchas ciudades del mundo, se está adoptando
la movilización a pie o en bicicleta para intentar reducir la contaminación
causada por el humo de los carros, además de que son excelentes opciones para
ejercitarse de camino al trabajo, al colegio o a la universidad.
Sin embargo, muchos de los que van
a pie, se quejan porque cada vez que el conductor pisa el acelerador y los vehículos
se mueven, quedan expuesto ante una nube negra de gases que inevitablemente
tienen que atravesar.
Eso sin tomar en cuenta, las
partículas contaminantes que quedan en el aire generadas por las fábricas o los
hogares.
Es ahí, cuando entran las dudas
sobre si sería mejor no caminar camino a determinado destino. Es cierto que los
altos niveles de contaminación de las grandes ciudades representan un riesgo
para la salud, ¿pero hasta qué punto, se debe preocupar la gente?
Varios expertos en el tema afirman,
que lo peor que se puede hacer es dejar de hacer ejercicio. "La mayoría de los trabajos
científicos existentes en ciudades contaminadas y el riesgo de enfermedades crónicas
no transmisibles (ECNTs), evidencia que el beneficio de la actividad física y
el ejercicio regular en ambientes contaminados supera los riesgos de la
práctica", explica la doctora Sandra Mahecha, especialista de medicina
deportiva de la Clínica MEDS en Santiago de Chile.
Para explicarlo de una forma
gráfica, la doctora alertó que "se mueren más personas por ser sedentarias,
que por hacer actividad física en ambientes contaminados".
Un amplio estudio elaborado por
investigadores de Reino Unido, Suiza, España y Brasil; demostró que los efectos
del transporte activo (pedalear y caminar) en las ciudades, incluso en aquellas
con altos niveles de contaminación, producen más beneficios a las personas, que
los riesgos que se corren por estar expuestos a las partículas en el aire.
Los investigadores analizaron los
puntos a partir de los cuales, la actividad física como medio de transporte
comenzaban a tener efectos negativos para la salud y la conclusión fue, que en
la mayoría de las ciudades estudiadas eran necesarias más de siete horas
pedaleando o 16 horas caminando al día para que los perjuicios contrarrestaran
los efectos positivos.
"Incluso en Nueva Dehli, una
de las más contaminadas del mundo, la gente tendría que andar en bicicleta más
de cinco horas a la semana para que las personas sufran un efecto negativo con
la actividad física", comentó el doctor Marko Tainio, líder de la
investigación que se publicó en la revista Preventive Medicine.
Es difícil evitar estar expuesto a
la contaminación que hay en las ciudades.
Santiago de Chile, una de las
ciudades más contaminadas de América Latina tiene una guía de recomendaciones
de actividad física dependiendo de la calidad del aire en determinados
momentos.
El Ministerio de Salud de ese país,
se refiere a cuatro escenarios: bueno, alerta, preemergencia y emergencia. En
esta última, la única en la que se recomienda no hacer ninguna actividad física
adicional al esfuerzo que requiere la rutina laboral diaria.
La guía alerta que toda la
población debe preocuparse y que los grupos de personas sensibles, aquellas con
enfermedades cardiovasculares, pulmonares, mujeres embarazadas, niños menores
de 12 años y adultos mayores de 60; deberían permanecer en lugares cerrados.
Al hacer ejercicio de intensidad
moderada a vigorosa, se aumenta la respiración y con esto, la ingesta de
partículas contaminantes que tienen efecto negativo para la salud.
Una de las recomendaciones es
tratar de correr o rodar por calles poco transitadas.
Si bien, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) estableció que la contaminación en el mundo es responsable de 37
millones de muertes prematuras, en ningún momento hizo mención a la actividad
física en lugares contaminados como una de las causas.
Es verdad que algunas partículas
presentes en el aire contaminado, pueden desencadenar episodios de asma,
bronquitis, irritación ocular, inflamación del tracto respiratorio, aumento de
hospitalizaciones y mortalidad; pero los riesgos de padecer de estos problemas,
se disminuyen considerablemente con el ejercicio.
"La evidencias científicas de
las últimas décadas son claras en mostrar el papel benéfico que la actividad
física tiene en reducir en aproximadamente un 30% la mortalidad prematura por
cualquier causa", agregó la especialista de la clínica MEDS.
Al menos 30 minutos diarios, reduce
la prevalencia de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo
como las enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y cáncer.
La principal precaución que se
puede tomar es evitar los lugares con mayor concentración, como las zonas con
alto tránsito de vehículos. Se puede evitar, la actividad física en horarios
cercanos al medio día, que es el momento cuando se suele registrar los niveles
más altos de contaminación.
Otros consejos es hacer ejercicio
en calles paralelas a las principales arterias de tránsito de la ciudad, variar
el tipo de ejercicio de uno aeróbico a uno de flexibilidad o de fortalecimiento
muscular, o simplemente restringir la actividad física a lugares cerrados.
La contaminación no debe servir
como una barrera más para no hacer ejercicio de manera regular, así sea una actividad
moderada como caminar.
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