Aunque una
persona sea pequeña no quiere decir que sufra un trastorno de crecimiento, todo
depende de sus genes // Foto: medicarte
En el proceso de crecimiento
intervienen varios elementos que pueden producir trastornos referidos al
desarrollo y baja estatura. El déficit de algunas hormonas como la del crecimiento,
así como factores referidos a la genética y la mala alimentación son algunos de
ellos.
La talla a lograr está determinada
en gran parte por las tallas familiares. Algunas de las medidas que pueden
ayudar a lograr ese potencial familiar es mantener una alimentación sana,
completa y balanceada, la práctica de actividad física frecuente y el
tratamiento adecuado de enfermedades que puedan afectar el crecimiento.
También son varias las hormonas que
están involucradas en el desarrollo y metabolismo de los niños. Una de ella es
la hormona tiroidea, otra es hormona del crecimiento; está se encarga del
alargamiento de los huesos y la creación de tejido. Dicha sustancia es
secretada de manera natural por la hipófisis, pero cuando su producción es
insuficiente, afecta considerablemente la estatura que alcanza desde la
infancia hasta la adultez.
Entre los elementos que sirven al
médico para evaluar al paciente a medida que va creciendo, están los valores
del peso y los percentiles graficados en la curva del crecimiento.
En los primeros años de la vida, el
crecimiento ocurre de forma continua,
pero su ritmo varía dependiendo de las diferentes etapas (infancia,
niñez, pubertad).
Debe hacerse seguimiento sobre el
avance de la talla, desde el nacimiento hasta la finalización de la pubertad.
Una vez que se detecta un problema de crecimiento, sea por defecto o por
exceso, el paciente debe ser referido al endocrinólogo pediatra. Si los padres
tienen dudas, también pueden acudir a este especialista directamente para lograr
un diagnóstico oportuno.
El crecimiento es un proceso
influenciado por varios factores, en los que el cuerpo experimenta una serie de
cambios, como el aumento de talla y masa muscular. Ocurre desde antes del
nacimiento hasta el final de la adolescencia.
La talla casi final se alcanza
cuando la edad ósea se encuentra en las hembras a los 15 años y en los varones
a los 16, o en ambos géneros cuando la velocidad de crecimiento se ubica bajo
dos centímetros por año.
La edad ósea se determina con una
radiografía de la mano izquierda que se compara con patrones establecidos; y
aunque está relacionada a la edad cronológica o de cumpleaños, puede estar
adelantada o atrasada si hay alguna situación anormal del crecimiento o
desarrollo.
La talla baja puede ser un síntoma
o a veces el único de diversas enfermedades. Puede afectar la salud de
distintas maneras. En el caso de déficit de hormona de crecimiento, la
insuficiencia puede afectar el metabolismo de los hidratos de carbono o
azucares, lípidos o grasas, favoreciendo la presencia de patologías crónicas no
transmisibles.
La hormona de crecimiento se
utiliza como tratamiento en algunas enfermedades donde su uso es requerido, a
pesar de que no hace crecer a los niños con talla normal aunque sean pequeños,
más allá de los que la genética les permita. Dado a que es un producto delicado
en su administración y propenso al mal uso y abuso, se quiere de récipe e
indicación médica.
En los casos en los que el médico
recomienda tratamiento con hormona de crecimiento sintética, el paciente es
tratado con inyecciones que se aplican en el tejido graso; muslos, brazos,
abdomen,
glúteos de manera alternante, todos los días, desde el momento que se
decide su uso hasta finalizar el crecimiento, lo que implica que el tratamiento
se extienda por algunos años.
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