Siempre está
permitido parar un tiempo el entrenamiento para recuperarse tanto física como
mentalmente // Foto: menshealt.es
Por Beatriz Guzmán—Hacer ejercicio debe ser una actividad
divertida, que haga sentir bien a las personas; sí, está bien que a veces puede
haber algo de dolor, es normal, pero no debe ser una actividad que torture a
las personas.
Por eso, hay que estar conscientes
de lo que se está haciendo y saber cuándo hay que parar con el entrenamiento,
porque dejó de traer beneficios tanto al cuerpo como a la mente.
Algunas de esas situaciones son:
Cuando realmente sientes que no puedes más: es cierto que
entrenar tu mente para darte más impulso y terminar el entrenamiento es
posible, pero a veces hay que escuchar al cuerpo. Si se sienten mareos, hay
dificultad para respirar o se tienen calambres que no se detienen, es momento
de bajarle a las revoluciones y parar la rutina.
Cuando el entrenador no sea de calidad: si el instructor no
hace las correcciones adecuadas al entrenar o se la pasa gritando todo el
tiempo, no está cumpliendo su función como debe ser. Él está para guiar y
ayudar al grupo a alcanzar sus metas, no para desanimarlo.
Cuando no hay comodidad con el grupo: muchas veces, el
factor social influye mucho en las personas a la hora de entrenar: hay quienes
gustan de hacer amigos y otras que trabajan mejor en silencio. Si el grupo de
gente con las que compartes clases no te hace sentir bien; o te ponen en
situaciones incómodas a propósito, tal vez debas buscar otro horario o dejar de
entrenar en ese local.
Cuando no puedes moverte en el espacio: para ejercitarse bien
hay que estar en el espacio adecuado.
Cuando no puedes dar ni un paso sin chocarte con alguien o tus movimientos
pueden causar daño a la persona que trabaja a tu costado, no podrás dar el 100%
de tu capacidad. O vas más temprano o buscas un lugar menos concurrido.
Cuando se acabe la motivación: no siempre se amanece con el
ánimo de ir a entrenar. A veces, las personas se frustran por no ver resultados
o simplemente salen muy cansadas de la oficina. En esos casos, pueden tomarse
el día para recargar las pilas y volver con energía. Pero si el sentimiento es
continuo, tal vez se pueda intentar cambiar de deporte.
Cuando se tiene una lesión: por mucho que se quiera seguir,
sufrir una lesión es una fuerte razón para dejar de entrenar un tiempo. Lo mejor
es seguir los consejos del médico y no forzar al cuerpo demasiado para evitar
que se torne en algo crónico; y la lesión pueda ser permanentemente.
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