Un exceso de
sal puede hacer que los riñones mantengan más agua en el sistema // Foto:
CienciaMedicaAldia
La sal no solo hace que el sabor de
la comida mejore, sino que también, beneficia al cuerpo: el sodio, uno de los
elementos que forman la sal, regula el flujo de la sangre y su presión y
también, ayuda a transmitir mensajes entre los nervios y fibras musculares. El
cloro, el otro elemento, ayuda en la digestión. Así pues, un poco de sal, puede
poner esos nutrientes para mantenerse saludable.
Pero el exceso de sal, puede ser perjudicial
para la salud, como todo lo que se consuma en exceso. Si se añade mucho sodio a
la dieta, el cuerpo retendrá agua de más; esto ocurre porque los riñones, encargados
de filtrar los desechos de la sangre, mantienen una concentración constante de
electrolitos y si hay una presencia mayor de este elemento, el cuerpo retendrá
más agua para equilibrar dicha concentración: más sal en la dieta significa que
los riñones mantendrán más agua en el sistema. Si no se ingiere agua de más, el
cuerpo se podría ver obligado a sacar agua de otras células, haciendo que este
se deshidrate.
Esto puede producir varios efectos
como los edemas (hinchazón en manos, brazos, pies o tobillos), así como
hipertensión arterial. Las personas que consumen dietas altas en sodio, suelen
orinar más a causa de todo el exceso de agua, haciendo que se pierda calcio
cada vez que se vaya a orinar y afectando a huesos y dientes pudiendo producir,
a la larga, osteoporosis.
Pero no hay que alarmarse, tampoco
hay que eliminar la sal de la dieta, solo hay que controlar su consumo y
vigilar que las dosis sean las necesarias para el cuerpo.
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