Cuando un
niño es diagnosticado con diabetes 1 debe ser revisado por otros especialistas
como oftalmólogos y nutricionistas // Foto: Buena Salud
Por Beatriz Guzmán—Un niño con diabetes tipo 1, puede recibir los
mismos cuidados que aquellos niños que no padecen esta enfermedad. Sin embargo,
hay que prestar especial atención en su rutina diaria para revisar los niveles
de azúcar en la sangre.
Algunos especialistas coinciden, en
que se deben ajustar los horarios de administración de insulina en función de
las comidas que haga el infante. Se deben medir los niveles de glucemia capilar
para calcular la dosis de insulina que se le aplicará al niño, tomando en
cuenta, los nutrientes que vaya a consumir.
Una inquietud frecuente en los
padres es la frecuencia con que deben llevar a los niños a consulta. Sin
embargo, esto varía dependiendo de la edad del paciente, cuándo se le
diagnosticó la enfermedad (recién diagnosticado, se requieren controles más
frecuentes) y la existencia de alguna complicación, como puede ser un proceso
infeccioso.
Es muy importante, que la
evaluación médica se cumpla regularmente para el logro de un óptimo control de
los niveles de glucosa en sangre y evitar, complicaciones de la enfermedad;
además de verificar que el proceso de crecimiento y desarrollo del paciente, se
cumpla en forma adecuada.
En cuanto a los controles que
realiza el médico en cada visita, deben revisarse los registros de las
mediciones de glucemia capilar realizadas en casa diariamente, lo cual
permitirá hacer los ajustes necesarios en cuanto a la dosificación de insulina
y los patrones de alimentación. Además, se realiza un examen físico para
verificar el crecimiento, desarrollo y condiciones clínicas del niño, con el
apoyo de pruebas de laboratorio.
Una de las indicaciones formales de
parte del médico especialista es la evaluación por otros médicos, como son el
oftalmólogo, nefrólogo, psiquiatra o psicólogo y un nutricionista para que le
oriente acerca de las comidas y su valor nutritivo. Las consultas, también
sirven para despejar dudas. En cada visita es recomendable que los familiares
hagan todas las preguntas sobre el manejo del paciente en casa, colegio y otros
ambientes donde el niño participe.
Los niños con diabetes requieren un
manejo interdisciplinario, que también incluya terapia psicológica y asesoría
nutricional; así como orientación para su entorno familiar y escolar, para que
sepan cómo manejar posibles complicaciones agudas.
Con la ayuda de un nutricionista,
se puede diseñar un plan de alimentación que conste de las tres comidas
principales y dos o tres meriendas diarias, siempre adecuándolo a las
necesidades particulares de cada paciente, para garantizarle los requerimientos
nutricionales, que le permitan mantener un ritmo adecuado de crecimiento y
desarrollo.
En relación con la actividad
física, se debe conocer la intensidad del ejercicio para cubrir el gasto
energético que conlleva, con la administración de meriendas o ajustes de la
dosis de insulina que requiera el niño.
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