Muchas veces
los resultados que buscamos se ven saboteados por algunas cosas que hacemos y
que terminan afectando al cuerpo más de lo que se cree // Foto: Blogs
Publimetro
Por Beatriz Guzmán—Además de hacer ejercicio y comer saludable, hay
ciertas cosas que aquellos que decidan mantenerse en forma y llevar un estilo
de vida más saludable deben vigilar, son detalles importantes que quizá muchas
veces, se pasan debajo de la mesa y que pueden terminar interrumpiendo la
rutina.
Saber controlar el estrés: cuando una persona se estresa sus
niveles de cortisol aumentan, lo que le provocará antojos de comida y no comida
saludable precisamente; serán alimentos altos en grasas, azucares, harinas, etc.
De igual modo, el exceso de cortisol hace que las partes del cerebro que nos
hacen actuar de manera racional y objetiva, dejen de funcionar.
Algunos tips para equilibrar el
cortisol son:
*Comer frecuentemente (4-6 comidas
pequeñas cada 2-3 horas), evitando largos períodos de ayuno.
*Llevar una dieta alta en
proteínas, moderada en grasas buenas y baja en carbohidratos; esto ayuda a
bajar cortisol y a controlar los niveles de azúcar en la sangre e insulina.
*Meditar y ser conscientes de
nuestros pensamientos, tratando siempre de respirar profundo y elegir ser más
positivos.
Llevar control de lo que se come: hay que llevar un control
y anotar todo. Son pocas las personas que saben con precisión la cantidad de
alimentos que consumen. Por eso es que los expertos recomiendan, anotar todo lo
que se come y cómo se sienten las personas; también es importante llevar
control de los antojos, si hay falta de energía, si alguien, también siente
falta de motivación, puede ser la causa de un desequilibrio hormonal, estrés o
por lo que se está comiendo.
La importancia de dormir: durmiendo el reloj biológico
interno, se optimiza. Puede que dormir sea de las cosas más importantes que
debemos hacer los humanos, debido que puede ayudar con la pérdida de grasa.
Nuestra capacidad de dormir es regulada por el ritmo circadiano (reloj
biológico), que se basa en el equilibrio de un gran número de hormonas. Esas
mismas hormonas regulan cuándo tenemos hambre, los alimentos que se nos antojan
y lo activos que estaremos.
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