Desde 1997
el término ya existía, en una época donde los smartphones no estaban en boga
como lo están actualmente Foto: datamuy.com
Por Beatriz Guzmán—Actualmente, el uso de dispositivos móviles
llega a ser más que una herramienta, los teléfonos inteligentes y las tabletas
son consideradas por muchas personas una necesidad, un complemento fundamental
para poder realizar sus actividades diarias.
El uso de smartphones y tabletas
facilitan el día a día, pues mantienen informadas a las personas, las mantienen
conectadas con su entorno y ayudan con el trabajo u otras actividades. Sin
embargo, también se ha comprobado que esto puede generar estrés, mejor conocido
como “tecnoestrés”.
El término fue acuñado en 1997 por
Larry Rosen y Michelle Weil en un libro bajo el mismo título, donde explicaban
la adicción psicológica que puede suponer el uso continuado de la tecnología.
En él, se destacaba la necesidad de adquirir las últimas novedades en
tecnología, el empobrecimiento o la desaparición de las relaciones sociales.
El tecnoestrés es un trastorno cada
día más frecuente, en el que las personas sienten la necesidad de estar
conectadas en todo momento; esta necesidad lleva a una sensación de ansiedad,
estrés, nerviosismo y frustración que puede provocar consecuencias desagradables,
si no se aprende a llevar la adicción a la tecnología con calma.
Los jóvenes son los más afectados
por ese tipo de adicción, manifestado sobre todo por la pasión por los
videojuegos o el uso continuado de los smartphones conectados a internet.
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