El
fortalecimiento de órganos como los pulmones creará mayor resistencia para
hacer ejercicios más fuertes // Foto: tuambiente.mx
Por Beatriz Guzmán—Se sabe que los cambios físicos que tiene el
cuerpo cuando se hacen deportes son muy notorios; y que siempre, se escucha la
frase “hacer ejercicio es bueno para la salud”, claro que lo es, todo lo que no
sea el sedentarismo es una buena opción.
Y si tener un cuerpo tonificado y
quemar grasas no es motivación suficiente, aquí hay algunos de los beneficios, que
trae el ejercicio a los órganos internos:
Pulmones: al realizar ejercicio, el cuerpo requiere una mayor
cantidad de oxígeno (casi hasta 15 veces más que en reposo). Por esta razón, la
frecuencia respiratoria aumenta hasta que los músculos de alrededor de los
pulmones, no pueden moverse más rápido.
Con el tiempo y como consecuencia
del incremento repetido de la frecuencia respiratoria, se eleva la cantidad
máxima de oxígeno y el cuerpo se torna más saludable. Así es: cuanto más en
forma esté el cuerpo, mayor va a ser la capacidad volumétrica de oxígeno y
menos cansancio tendrán las personas cuando salgan a correr.
Diafragma: algunos investigadores sostienen que el diafragma es el
responsable de que cuando las personas se ejercitan, sientan alguna puntada en
la costilla. Así como los pulmones incrementan la frecuencia respiratoria, el
diafragma comienza a tener un mayor movimiento y por esta razón, puede fatigarse
y causar este dolor.
Un pequeño descanso y una
respiración profunda en medio del ejercicio, aliviará la aflicción. También, se
puede fortalecer este músculo con trabajos localizados en el gimnasio para
evitar este tipo de dolencias en el futuro.
Corazón: cuando el cuerpo se pone en movimiento, la frecuencia
cardíaca aumenta con el fin de permitir la buena oxigenación del cuerpo. Si se
hace deporte a diario, el corazón se hará cada vez más experto en bombear
sangre de una forma más efectiva. Como consecuencia, se pueden realizar
ejercicios más desafiantes.
Por otra parte, algo por demás
positivo que posee la actividad física es que favorece el crecimiento de nuevos
vasos sanguíneos y, de esta manera, contribuye a equilibrar la presión
arterial.
Riñones: el comportamiento de los riñones depende mucho del nivel
de esfuerzo físico. Así, luego de un ejercicio de gran intensidad, estos
órganos son capaces de filtrar una mayor cantidad de proteínas en la orina.
También, promueven la reabsorción de agua, con el fin de mantener hidratado al
cuerpo por una mayor cantidad de tiempo.
Por otro lado, en la parte superior
de estos órganos, se encuentran las glándulas suprarrenales. Estas son las
encargadas de secretar el cortisol, que impulsa la conversión de nuestras
reservas corporales en energía; y la adrenalina, que es la encargada de
acelerar el ritmo cardíaco.
Cerebro: hacer ejercicio, puede ayudar a prevenir enfermedades como
el parkinson, debido a que los cambios producidos en el cerebro cuando se hace
alguna actividad física de forma regular, estimulan la función de las células
cerebrales y las protegen de esta enfermedad; así como del alzheimer o el
declive relacionado con el paso de los años.
Por otro lado, el ejercicio físico
también está asociado con la liberación de neurotransmisores, entre los que
destacan las endorfinas relacionadas estrechamente con el bienestar. En este
sentido, estos neurotransmisores promueven la calma, mejoran el humor, reducen
el dolor y los niveles de presión sanguínea.
El cerebro también libera
serotonina, la "hormona de la felicidad", que previene la depresión y
se relaciona de forma directa con el estado de ánimo. Pero no solo se encarga
de cumplir estas funciones, sino que además favorece los movimientos intestinales
y sacia el apetito.
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