Antiguamente
el apio era usado para el tratamiento de dolores en las articulaciones // Foto:
eldiariodelanena
Por Beatriz Guzmán—Puede que el sabor del apio no sea el más
agradable para todo el mundo, sin embargo, hay que conocer los diferentes
beneficios que aporta esta hortaliza y así, poder incluirla en la dieta.
Y si el tema del sabor sigue
preocupando, pues no hay por qué hacerlo; se puede consumir en ensaladas,
jugos, cremas, sopas, etc.
Algunas de las razones, por las
cuáles hay que incluir el apio en la dieta son:
Pocas calorías: si se desea bajar
de peso, el apio debe formar parte de la dieta. Es uno de los vegetales con
menos calorías, que se pueden encontrar.
Es muy rico en agua y en minerales
como el calcio, el sodio o el magnesio.
Entre sus múltiples vitaminas
podrás encontrar la vitamina A, C, E, D, B6, B12 y la vitamina K.
Gracias a todos estos componentes,
el apio se convierte en un gran cardioprotector, antibacteriano, diurético,
expectorante y depurativo.
Reduce la inflamación: la artritis
o simples sobrecargas musculares cursan inflamaciones en las articulaciones. La
razón por la que el apio logra desinflamar y relajar tejidos, recibe el nombre
de poliacetileno. Este elemento ayuda a eliminar toxinas y a tratar procesos
como la artritis reumática, la osteoartritis o artrosis, la gota, el asma y la
bronquitis.
Relajante: entre los minerales más
importantes, que se esconden en la pulpa del apio está el magnesio. Este
mineral, junto con sus aceites esenciales, permite relajar el sistema nervioso
y conseguir un descanso más reparador.
Es un gran alimento alcalino: el
apio dispone de nutrientes alcalinizantes que se liberan al exprimirlo. Es
importante tener en cuenta que durante la cocción, se pierden muchas de sus
propiedades. Es recomendable consumirlo de forma natural o en un jugo.
Mejora la digestión: una buena
forma de facilitar la digestión y de combatir el estreñimiento es preparándose
un jugo de apio y col.
Sus minerales, junto con sus
múltiples ácidos y fitonutrientes, actúan como maravillosos tónicos digestivos,
capaces también de aliviar los gases intestinales.
Es bueno para la vista: gracias a
su contenido de vitamina A, el apio ayuda a cuidar la vista. Basta con comer
una rama de apio al día, para conseguir un 5% de la ración diaria de este
nutriente.
Ayuda a reducir el colesterol malo:
esto es gracias a un componente muy especial, un tipo de fotoquímico llamado
3-N-butilftalida.
Disminuye la presión arterial: para
aquellas personas que han sido diagnosticadas con hipertensión, es bueno saber
que el apio actúa como un hipotensor gracias al 3-N-butilftalida. Los
nutricionistas recomiendan consumir unos 2 tallos diarios de apio para notar
buenos resultados.
Anticancerígeno: el apio contiene
dos tipos de flavonoides muy especiales: la apigenina y la luteolina. Estos dos
antioxidantes, según un trabajo publicado en la revista Journal of experimental
and clinical cancer research, resultan muy interesantes a la hora de luchar contra
las células cancerígenas, que afectan a los pulmones.
Sin embargo, por muy beneficioso
que sea el apio, no se trata de llevar una dieta estricta basada solo en unos
pocos vegetales, frutas y fibra para poder bajar de peso o reducir el
colesterol.
La clave está en alimentarse con
inteligencia, sin descuidar las proteínas, sin olvidar los hidratos de carbono
o los ácidos grasos saludables como el presente en el aceite de oliva o los
frutos secos.
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