Siguiendo
las indicaciones de los médicos y cumpliendo con el reposo, el entrenamiento se
puede retomar eficazmente // Foto: Crónica Norte
Lesionarse es un riesgo latente
para quienes realizan actividad física de manera prolongada. Al principio, el
problema se manifiesta de manera muy tímida, pero al cabo de un tiempo, llega a
ocasionar mucho dolor y limitar al deportista. En este sentido, el período de
recuperación y el tipo de tratamiento a seguir dependerán de la zona afectada y
la gravedad de la lesión.
Lo más importante es estar claro en
el diagnóstico y la magnitud de la lesión para poder iniciar el tratamiento
adecuado, que podría incluir fisioterapia y/o terapia farmacológica. Lo
esencial es que la persona cumpla con los lapsos de inmovilización indicados; y
no retirar implementos como los yesos o las férulas antes del tiempo
recomendado.
Luego, cuando ya se ha cumplido el
tiempo en que el paciente debe utilizar los inmovilizadores, el especialista
evaluará las condiciones de la lesión y el músculo afectado, para decidir si se
amerita fisioterapia y cuál sería el mejor programa a seguir. Una vez que el
médico decida que ya puede retomar su rutina de ejercicios, lo mejor es
incrementar la intensidad progresivamente hasta lograr el tono y volumen
muscular.
Es recomendable hacer un proceso de
reacondicionamiento, comenzando con baja intensidad a tolerancia, para luego ir
aumentando progresivamente hasta llegar al nivel de entrenamiento previo a la
lesión. Cabe destacar, que cuando un músculo pasa mucho tiempo en reposo, este
pierde su volumen y, por lo tanto, su fuerza. En estos casos, la idea es evitar
forzar el músculo porque puede lesionarse nuevamente.
Al presentar un traumatismo, es
necesario buscar la causa, tomar medidas para prevenir que vuelva a suceder y
ser evaluado por el especialista para verificar si se corrigió el problema; y
además, se debe tomar en cuenta que en ocasiones las lesiones residuales, como
lo son las cicatrices y áreas de fibrosis, pueden traer problemas a la hora de
entrenar.
Algunas recomendaciones para evitar
lesiones son:
-Cuidar el calentamiento previo al
iniciar una rutina de ejercicios.
-Hacer correctamente el
estiramiento posterior al entrenamiento.
-Prestar atención a molestias como
dolor o inflamación que aparecen de forma periódica, tras la actividad física y
acudir al médico.
-Evitar seguir entrenando
inmediatamente después de que ocurra una lesión.
-Evitar el sobre-entrenamiento.
Con respecto a la terapia
farmacológica, los tratamientos van dirigidos a eliminar el dolor y la
inflamación; y deben ser indicados por él o los especialistas involucrados, en
especial el médico traumatólogo y el fisiatra.
Y otra parte muy importante, que no
se debe dejar de lado, es la fisioterapia necesaria para poder reincorporarse
en la actividad física, respetando y ejecutando al pie de la letra las
instrucciones y ejercicios indicados por el especialista; y así evitando la
automedicación por recomendación de personas no certificadas.
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