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Por Beatriz Guzmán—La obesidad es un problema cada vez más común en
nuestra sociedad. Las dietas con altas tasas calóricas, el poco tiempo del que las
personas disponen para alimentarse bien, la facilidad con la que se cae en la
tentación de “picar” son factores que pueden llevar a subir de peso y con
probabilidades de sufrir obesidad.
Las implicaciones de este problema
de salud van más allá del aspecto físico. Subir de peso no es la única señal
que alerta de esta situación. Existen muchas otras, como las siguientes:
Apnea del sueño: este trastorno afecta la respiración mientras las
personas duermen. Al tener exceso de peso, se puede sufrir apnea del sueño.
Cansancio extremo: cuando las personas están cansadas todo el
tiempo, pueden llegar a llevar una vida sedentaria, pues no tienen ganas de
ejercitarse.
Dolores en las articulaciones: el peso extra lastima las rodillas,
las caderas y la espalda; por ende terminan doliendo mucho.
Baja resistencia física: las personas se cansan rápido y se les
dificulta respirar al hacer esfuerzos físicos, como correr o subir las
escaleras.
Sudoración: ocurre cuando sin importar, si las personas han estado
ejercitándose o las temperaturas sean muy altas.
Pérdida de tonicidad: la grasa hace perder el tono en el abdomen,
brazos y muslos.
Irregularidades en los ciclos menstruales: el peso extra que se va
acumulando, puede causar un retraso en el período menstrual.
Depresión: las personas tienden a sentirse mal por su cuerpo,
evitan salir y tratan de compensar el malestar emocional con comida.
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