Esta
intervención menos invasiva despeja las arterias en poco tiempo y con menor periodo
de recuperación // Foto: tipdiario.com
Por Beatriz Guzmán—Las arterias coronarias obstruidas o muy
estrechas representan un grave problema para la salud, pues impiden la correcta
circulación de sangre al corazón, lo que puede tener como consecuencia otros
problemas en diferentes órganos del cuerpo.
La solución para tratar este
problema es mediante cirugías de corazón abierto, cateterismos, o drogas
trombolíticas. Sin embargo, pueden terminar siendo procedimientos muy
invasivos.
Es por eso, que ha aparecido otras
técnicas llamadas angioplastia coronaria, una intervención endovascular que se
realiza para despejar arterias coronarias que están estrechadas u obstruidas;
con el objetivo de restablecer la circulación de sangre al corazón.
Si bien cada procedimiento tiene su
indicación específica, según la afección de cada paciente, la angioplastia gana
cada vez más adeptos por ser una técnica menos invasiva, tener una duración
aproximada de solo una hora, requerir escaso tiempo (se realiza con anestesia
local y en muchos casos, el paciente se retira a su casa al día siguiente), ser
bien tolerada y con una rápida recuperación.
¿Qué es la angioplastia coronaria?
Bajo anestesia local, se hace una
punción de una arteria en la ingle (vía femoral) o la muñeca (vía radial) con
el objeto de abordar el sistema vascular arterial. Desde allí y bajo control
radiológico utilizando un circuito cerrado de televisión con un equipo
especialmente diseñado para esto, se avanzan unos tubos de plástico denominados
catéteres de alrededor de 2mm de diámetro y 1mt de largo hasta las arterias del
corazón.
Luego de poner el catéter en el
origen de la arteria a estudiar, se inyecta una sustancia de contraste, lo que
hace que sean visibles con los Rayos X, viendo de esta forma las obstrucciones
si las hubiera. Este procedimiento se denomina coronariografía.
Una vez identificadas las
obstrucciones, para poder tratarlas desde lo endovascular, se traspone la
obstrucción con un alambre muy delicado y fino y, utilizándolo como riel, se
avanza a través, un balón hasta el sitio de la obstrucción en el que, al ser
insuflado, permite desplazar el material que obstruye la luz del vaso hacia la
pared.
El procedimiento suele finalizar
cuando se coloca un dispositivo semejante a un tubo metálico construido como
una malla, el que una vez posicionado en el sitio de la obstrucción, sostiene
la pared del vaso desde la luz impidiendo la re-obstrucción del mismo.
Por lo general, se realizan en
mayores de 40 años y en pacientes con enfermedad cardíaca coronaria. Un 15 a
20% de los procedimientos se realizan por urgencias, mientras que el resto son
programados.
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