Factores
como la obesidad pueden influir en el tiempo de absorción de la insulina // Foto: lapatilla.com
Por Beatriz Guzmán—La insulina es una hormona que segrega
naturalmente el páncreas y básicamente, la función de esta es regular la
cantidad de azúcar en la sangre. Para las personas que sufren de diabetes, esto
no existe, sin embargo, gracias a las inyecciones de insulina, los niveles se
pueden equilibrar y las personas llevar una normal.
Sin esta sustancia, el azúcar queda
en cantidades muy altas por el torrente sanguíneo provocando daños en los
tejidos con el paso del tiempo.
Uno de los grandes inventos de la
medicina fue poder sintetizar la insulina, que primero se obtenía de animales y
luego, se pudo hacer en los laboratorios.
La primera versión de insulina
humana tiene sus limitaciones, pues al ser inyectada bajo la piel en altas
concentraciones, se aglutina, lo que provoca una absorción lenta; es poco
predecible y la duración es variable con acción dependiente de la dosis que se
inyecte.
Con el tiempo, se logró crear lo
que actualmente se denomina insulinas análogas, un tipo que por sus propiedades,
se asemeja a la función fisiológica que tendría la insulina generada por el
propio organismo. Estas insulinas análogas, se dividen en dos tipos: de acción
corta y de acción prolongada, esta última también conocida como basales.
Para determinar, si estas insulinas
basales análogas son todas iguales, los expertos explican, que uno de los
objetivos principales de todo médico constituye en lograr obtener los controles
o metas en el tratamiento de la diabetes. ¿Qué se quiere decir con eso? Que
existen unos parámetros con los cuales, los especialistas consideran que un
paciente está bien controlado, desde punto de vista metabólico, como es el
índice de hemoglobina glucosilada (HbA1c), la glucemia en ayunas y las
glucemias postprandiales.
Estos parámetros son sumamente
importantes a la hora de escoger un tratamiento insulínico para un paciente. En
cuanto a estos, señalan que siempre se debe tomar en cuenta la eficacia de la
insulina, el bajo riesgo hipoglucémico que tenga, el mínimo incremento de peso,
la facilidad de uso y, lo más importante, brindarle una mejor calidad de vida
al paciente.
Por ejemplo, la diferencia entre
las dos insulinas basales que se comercializan en Venezuela (la Glargina y la
Detemir), que son diferentes en cuanto a la farmacocinética, pero en seguridad,
cumplen el mismo objetivo. La diferencia está en que la Detemir, no incrementa
el peso en el paciente, mientras que la Glargina, si influye en una ganancia. Pero
en esencia, son insulinas iguales, en el sentido que con ellas, se pueden alcanzar
los objetivos de control.
Numerosas investigaciones y estudios
clínicos que han concluido en que las insulinas análogas, no son inferiores
unas de otras. Esto quiere decir, que todas funcionan de manera eficaz y
ninguna es superior o mejor que la otra, todo depende de los parámetros
anteriormente mencionados.
Sin embargo, la obesidad es el
factor principal para que ocurran cambios en la absorción y por ende en la
acción de la insulina. Normalmente, mientras el paciente es más obeso, tiene un
grado de resistencia insulínica mayor, por ende, necesita siempre de más
insulina para alcanzar los parámetros de controles.
Otro factor, que también influye es
el estilo de vida de la persona que tiene diabetes. Por ejemplo, se ha
demostrado que hacer ejercicio moviliza los receptores que captan la glucosa,
por ende, mejoran la eficacia de la insulina. Comer a deshoras, afecta la
eficacia que tienen las insulinas.
Son muchos las ventajas que las
insulinas análogas tienen en el tratamiento de las personas con diabetes,
maximizar su efecto conlleva a tener pacientes bien informados y que, cumplen
con los cambios indicados por su médico en el que se incluye, tener un estilo
de vida que evite el sedentarismo y buenos hábitos alimenticios.
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