lunes, 21 de noviembre de 2016

Consejos para manejar la ira

Muchas veces nos dejamos llevar por el momento y terminamos diciendo lo primero que pasa por nuestra mente // Foto: Autoayudando

Por Beatriz Guzmán—El día comenzó mal, se te quemó el pan del desayuno, el perro se orinó en la alfombra, el documento que debías enviar hoy se borró y encima, cuando llegaste al banco, ya estaban cerrando. Son situaciones que generan una gran cantidad de ira y con toda la razón, todos hemos tenido un mal día, así que es totalmente entendible.

Sin embargo, no debemos centrar toda nuestra atención en las cosas negativas, ni dejarnos llevar por esos malos momentos, porque puede causar presión arterial alta, problemas del corazón, problemas de la piel y/o problemas digestivos.

 Es por eso, que aquí te dejamos algunos consejos, que pueden ayudar a manejar la ira:

Respirar profundo y contar hasta 10: es posible que hayamos escuchado esto muchas veces, pero siendo honestos ¿de verdad lo hemos intentado? En el momento que nos detenemos a respirar, los impulsos se frenan y las emociones se calman. No quiere decir que el enojo va a desaparecer, pero vamos a estar más calmados.

Alejarse: cuando una persona o un lugar te están sacando de tus casillas, aléjate. Te despejará la mente y te recordará que hay más personas o más lugares en el mundo.

Ponerse en los zapatos del otro: si fueras esa persona, ¿qué harías en su lugar? A veces pensar por qué la otra persona actuó así, o por qué pasó lo que pasó, te ayudará a comprenderlos mejor.

Pensar antes de hablar: un sabio y antiguo consejo que pocos ponemos en práctica. Generalmente, terminas arrepintiéndote cuando dices lo primero que viene a tu mente, pues es producto de la rabia y la frustración. Intenta escribir lo que sientes y piensas y así, podrás organizar mejor tus ideas antes de decirlas.

Hablar con otros: algunas veces el hablar con alguien más (que no sea el causante de tu ira), te ayuda a desahogarte y a ver con más claridad el problema.

Buscar soluciones: no vale la pena seguir pensando en qué provocó tu ira o rabia. Lo que pasó, pasó. Mejor concéntrate en pensar. “¿cómo puedo solucionar el problema? ¿Cómo evito que pase nuevamente?”. Así podrás dejar el problema atrás, rápidamente.

Mirar el lado positivo: aunque te provoquen mucha ira o rabia en ese momento, si las ves con otros ojos y mucha ironía, algunas situaciones pueden ser hasta cómicas. Por ejemplo, tenías tanta rabia que gritaste en otro idioma y nadie te entendió. Cuando te des cuenta, no podrás evitar reírte de ti mismo.

Hacer ejercicio y relajarse: es increíble lo que el ejercicio y las técnicas de relajación pueden lograr. Al mover tu cuerpo o concentrarte en relajarlo, empiezas a descargar toda la frustración y la energía acumulada por la ira.

Si tu ira es demasiado fuerte, es probable que necesites buscar una ayuda extra pues en algunos casos, puede ser una expresión de un problema mayor como depresión o un trastorno de ansiedad. El leer un libro sobre el tema o pedir asesoría con un psicólogo o con tu guía espiritual, pueden darte una mano adicional para manejar la ira.

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