En la lucha
contra el cáncer cuidarse por fuera puede ayudar a recuperar la confianza
perdida // Foto: DMedicina
Por Beatriz Guzmán—La mayoría de los tratamientos oncológicos
producen alteraciones dermatológicas. Por ello, el cuidado dermocosmético de
la piel durante el tratamiento es muy importante.
Durante este período, la limpieza y
la hidratación son básicas. La piel suele ser más sensible y vulnerable a las
infecciones y de ahí́, la importancia de incorporar rutinas de higiene e hidrataciones
tanto corporales como faciales.
Cuando una persona pasa por un
tratamiento oncológico, uno de los primeros órganos en reflejarlo es la piel
del rostro. Un proceso de estas características, no solo implica la pérdida del
cabello y del vello facial (cejas y pestañas), sino que también, hace que la
piel se vea muy apagada y las ojeras marcadas.
Además, la medicación hace que se
produzcan una serie de alteraciones dermatológicas. Entre las más frecuentes
están el picor y la sequedad, las manchas marrones faciales y/o corporales,
dermatitis, incremento de la flacidez o hipersensibilidad de la piel al sol.
Estos efectos secundarios no solo
ponen de manifiesto la enfermedad, sino que también llegan a tener un impacto
sobre la calidad de vida del paciente, ya que la piel está tensa, puede
aparecer picor, malestar o incluso dolor. Por ello, es vital darle a la piel
los cuidados necesarios en este período, para que no solo sea más fácil minimizar
los signos que deja la enfermedad en el cutis, sino que favorezca la
recuperación de la autoestima y la propia imagen personal.
Unos de los cuidados básicos
durante esta etapa, además de la limpieza y la hidratación de la piel, es el
uso de protección solar. La gran mayoría de los medicamentos oncológicos son
muy fotosensibilizantes, por lo que es recomendable utilizar un fotoprotector
que proteja frente a todo, el espectro de radiación visible (UVA, UVB e
infrarrojos). Sin embargo, existen otra serie de pautas a seguir para mejorar
el estado general de la piel.
Evitar productos exfoliantes,
deshidratantes o irritantes. Elegir en su lugar productos basados en formulas
suaves, especialmente recomendados para pieles secas y sensibles.
Evitar la manipulación manual traumática
de los poros para su limpieza.
Evitar la utilización de cejas y pestañas
postizas (los pegamentos pueden ser irritantes).
No utilizar tatuajes,
micropigmentaciones, láser, etc.
No se trata de usar productos
especiales para tratamientos oncológicos, sino aprender a darle a la piel el
cuidado específico que necesita.
En cuanto al maquillaje, en el caso
de las mujeres, también puede ser de gran ayuda a la hora de normalizar la vida
de una mujer que está pasando por esta enfermedad, ya que puede ayudar a
recuperar una imagen bastante similar a la que se tenía antes de empezar el
tratamiento.
No consiste en que la paciente se
sienta disfrazada, sino que se sienta lo más cómoda posible con su aspecto.
La gran dificultad son las cejas y
las pestañas. Son elementos que definen por completo la expresión de una
persona y al perderlas, se puede sentir que se ha perdido también, parte de la identidad.
En este sentido es muy importante aprender a utilizar el maquillaje para
recuperar esa identidad.
Lo más importante a la hora de
superar un cáncer y su tratamiento es no perder nunca la positividad; y contar
con el apoyo de la familia. Si cuidas tu piel durante el tratamiento, tu piel
no sufrirá tanto y te verás más guapa y más segura, lista para afrontar
cualquier obstáculo.
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