jueves, 3 de noviembre de 2016

¿Los antibióticos engordan?

Más de medio siglo ha pasado desde que se comenzaron a administrar en animales con el fin de engordarlos  // Foto: La Prensa.

Por Beatriz Guzmán—Aproximadamente a mediados del siglo pasado, los ganaderos e investigadores se habían maravillado por el hecho de que los animales, que consumían antibióticos comenzaron a aumentar de peso. Posteriormente algunos investigadores, le dieron antibióticos a niños para ganar peso, el resultado: los que usaron fármacos ganaron el triple de peso en un año, que los que no.

Aunque no se puede dejar de lado que una dieta rica en calorías, pobre en nutrientes y un estilo de vida cada vez más sedentario son los grandes culpables de la epidemia de obesidad en el mundo, nuevos estudios insisten en señalar el papel que tienen los antibióticos en este problema.

Un estudio publicado en Gastroenterology (revista oficial de la Asociación Norteamericana de Gastroenterología) confirma, la relación entre el uso de estos fármacos en niños y su riesgo de obesidad. Ese peligro aumenta cuantas más tandas de antibióticos recibía el niño. En concreto, 
administrar tres o más tratamientos con estos fármacos a un menor antes de que cumpla los dos años, aumenta significativamente su riesgo de ser obeso en los años siguientes.

También, se ha comprobado que la disbiosis (el desequilibrio en la composición de bacterias intestinales) que causan los antibióticos, puede aumentar el riesgo de exceso de peso, de diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares, entre otros problemas.

Para prevenir el abuso, expertos de la Universidad de Duke (EE.UU.) están desarrollando un test que, con apenas unas gotas de sangre, permitirá al médico saber si la infección que sufre un paciente es de origen bacteriano (en cuyo caso conviene utilizar antibióticos) o está causada por un virus, que no responden a esos fármacos y, por tanto, hacen el antibiótico innecesario.

Por otro lado, el uso de estos medicamentos en ganadería sigue siendo muy alto en toda Europa. Para evitar que esos fármacos acaben en el plato, se dejan de administrar durante el tiempo suficiente para que el organismo del animal los elimine y, de ese modo, no lleguen a los consumidores, aunque las estadísticas indican que el riesgo de que lo hagan es muy bajo.

Lo que sí preocupa de verdad es que las bacterias resistentes a antibióticos pasen de los animales a las personas.  Eso puede ocurrir cuando un animal portador de una bacteria resistente, se la pasa a un humano a través del consumo de carne cruda o poco cocinada.

También, podemos encontrar bacterias resistentes en vegetales fertilizados con abono animal portador de las mismas o en el propio terreno, por transmisión animal. Una vez en el organismo, estas bacterias pueden alojarse en el intestino y difundirse entre las personas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario