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Esta enfermedad viene haciendo de
las suyas desde la Edad Media aproximadamente, sin embargo, a medida que han
transcurrido los años, sus causas han sido diversas; pues parece que a medida
que cambian las épocas, ellas varían en el tiempo.
Cansancio, pesadez, falta de
energía, apatía y desesperanza; esos son algunos de los síntomas que
experimentó Anna Katharina Schaffner al ser víctima de una enfermedad conocida
como agotamiento emocional. A raíz de esto, la crítica literaria e historiadora
en la Universidad de Kent en Reino Unido; decidió investigar la curiosa
patología. Fue así como publicó, “Agotamiento emocional: una historia”.
Hay quienes argumentan que el agotamiento
emocional es tan solo una etiqueta no estigmatizada de la depresión. Sin
embargo, ambos trastornos son muy diferentes. “Los expertos suelen coincidir en
que la depresión conlleva una pérdida de autoconfianza e incluso autodesprecio;
y ése no es el caso del agotamiento emocional, donde la imagen sobre uno mismo
suele permanecer intacta”.
Más bien, “la rabia no se suele
volver contra uno mismo, sino contra la empresa o los clientes para quienes uno
trabaja; o el sistema socio-político o económico”. La autora añade que tampoco
debería confundirse esta patología con el síndrome de fatiga crónica, el cual
implica períodos prolongados de fuerte cansancio físico y mental, acompañados
de dolor físico.
El argumento moderno dice que la
obsesión de las personas con la productividad es lo que los lleva a estar
exhaustos. Debido a esa presión, las hormonas de estrés aumentan. Schaffner
revela que el agotamiento emocional “se manifiesta, principalmente, en la
ansiedad por el bajo rendimiento y en la sensación de no ser lo suficientemente
bueno o de no cumplir las expectativas”. También, sostiene que las redes
sociales y los correos electrónicos pueden agotar las reservas.
Lo peor es que para muchos la
presión no termina con el trabajo. Los dispositivos tecnológicos están siempre
activos, lo cual hace difícil tomar un descanso para poder recargar energía. La
buena noticia es que la gente que lo padece, puede recibir terapias
cognitivo-conductuales para ayudarles a gestionar sus síntomas e identificar la
manera de recargar energía. “Las curas para el agotamiento son específicas.
“Tienes que saber lo que consume tu energía y lo que la restaura”, asegura
Schaffner.
Con información de Eme de Mujer.
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