domingo, 18 de septiembre de 2016

La ansiedad de beber y fumar a la vez

Esa sensación de placer cuando se fuma y se bebe al mismo tiempo termina haciendo más daño de lo que se piensa // Foto:cogniland.com 


Por Beatriz Guzmán—Aunque no se sabe la razón exacta de por qué cuando muchas personas beben alcohol tienen ansiedad por fumar, sí está claro que cuando se intenta dejar el cigarro, las personas suelen sucumbir ante las ganas cuando prueban alcohol.

Beber y fumar es algo común para muchas personas, sobre todo, cuando salen a tomar algo con los amigos o están aburridos en casa.

¿Por qué cuando se fuma se tienen ganas de beber y viceversa? La razón es muy simple: la hormona dopamina. Este neurotransmisor aumenta cuando las personas se sienten bien y están disfrutando. 

¿Qué tendría eso de malo? Pues, que tanto el cigarrillo como el alcohol son supuestas fuentes de placer porque aportan más daño que beneficios.

La dopamina se aloja en el sistema límbico del cerebro. Esta área se vincula a la motivación, las emociones y la memoria. Este químico está encargado de dar sensación de recompensa, de placer y de goce.

Por esta razón, las personas fuman cuando beben y, apenas tragan el primer sorbo de una cerveza o vino, sienten ganas de encender un cigarrillo.

La mente relaciona “placer por fumar” con “placer por beber” (o al revés) y así es como parece que un hábito no puede existir sin el otro. También, esta es la razón por la cual aquellos que quieren dejar de fumar quizás beban más (o coman) y los que intentan abandonar el alcohol necesiten más cigarrillos.

Aunque todos los órganos se ven afectados cuando se bebe o se fuma, hay uno que, en particular, lo sufre más: el hígado.

El hígado es el responsable del metabolismo de las sustancias dañinas y es muy susceptible a la ingesta de alcohol. Digerir 3 latas de cerveza o 2 copas de vino le supone un gran esfuerzo. No siempre tiene la capacidad de excretar la totalidad de toxinas. Por eso, cuanto más se bebe, más complicado es eliminar el alcohol.

Por otra parte, al fumar también se le hace daño al hígado. ¿Por qué? Porque este hábito activa los residuos del cuerpo y provoca estrés oxidativo, causante de muchas enfermedades.

El cigarrillo lesiona las células hepáticas, aumenta la producción de proteínas inflamatorias (citocinas) y contribuye al desarrollo de la hepatitis crónica alcohólica y la cirrosis.

El Journal of Studies on Alcohol and Drugs (JSAD por sus siglas) ha realizado una investigación para saber qué otra consecuencia puede traer esta “combinación” entre la bebida y el cigarrillo.

Los resultados muestran que aquellos que beben y fuman al mismo tiempo experimentan peores resacas (náuseas, dolor de cabeza, problemas para concentrarse y debilidad, entre sus principales síntomas).

¿Cómo abandonar estos hábitos?

Por ejemplo: una persona quiere dejar de fumar y la invitan a tomar unas cervezas después del trabajo. ¿Cómo reaccionará su mente si está acostumbrada a acompañar esas cervezas y charlas con un cigarrillo? Pues no muy bien, la verdad.

Cuando se deja el cigarro, además de sentir ansias por la nicotina; es probable de beber más alcohol para “compensar” esa falta.

El control sobre los actos se verá cada vez más debilitado, si se acepta beber esas cervezas. Y es más probable, que se termine encendiendo un cigarrillo o pidiendo un poco a quien se tiene al lado.

Cuando se busca abandonar el hábito de fumar, beber alcohol empeora la situación, ya que no permite mantener la abstinencia. Las personas claudicando y haciéndole caso a su necesidad y adicción.

Por ello se recomienda seguir estos consejos:

Evitar beber alcohol el primer mes.

Las tres o cuatro primeras semanas, luego de decidirse a dejar de fumar son las peores. En este período, la abstinencia juega en contra y no habrá nada ni nadie que evite la ansiedad.

Quizás el insomnio se apodere de ti, estés de muy mal humor, te comas las uñas o sudes a mares.

Si en esta etapa, aceptas una simple invitación a beber con tus amigos es más probable que no resistas la tentación de encender un cigarrillo.

Por ello y aunque te sientas desolado y abrumado, trata de no consumir bebidas alcohólicas.

Evita las situaciones de “beber y fumar”.

Una celebración, una reunión después de la oficina, ir a una discoteca, etc. Todos estos momentos relacionan el beber con el fumar. ¡Por eso debes evitarlos!

Los amigos y familiares deberán comprender que por algunas semanas no te reunirás con ellos, ni estarás presente en cumpleaños o fiestas.

Otra opción es la de cambiar tu bebida favorita. Una vez que hayas pasado el primer mes sin cigarrillo, es preciso que continúes en la lucha.

Una buena manera de evitar que el cerebro vuelva a relacionar beber con fumar; es optar por tragos sin alcohol o cambiar la bebida.
Así cambiarás la sensación de placer y goce en tu cerebro y este no te pedirá un cigarrillo.

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