Una
alimentación saludable antes y después de los 30 años sumado a ejercicios
constantes son la clave para evitar la aparición de la flacidez y combatirla //
Foto: entrenamiento.com
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Por Beatriz Guzmán—La mayoría de las personas mayores de 30 años
tienen que lidiar con un problema nada agradable a la vista como es la flacidez
en los brazos. Este “mal” se produce por dos razones: acumulación de grasa
subcutánea y también el deterioro de la piel.
Básicamente delatan la pérdida de
firmeza, manifestándose en primera instancia junto a la axila, luego va
expandiéndose por toda la zona.
La predisposición genética, las
oscilaciones bruscas de peso, la constitución de la silueta y el
envejecimiento; es un problema estructural que acaba afectando a la piel. Es
ahí cuando la llamada prueba del salero por el movimiento delata la edad.
Sin embargo, hay algunas cosas que
pueden evitar la pérdida de firmeza en los brazos y también, a combatir las
“alas de murciélago” si ya han aparecido:
Alimentación sana: El denominador
común en cualquier intento de mejorar el aspecto del cuerpo es una dieta
equilibrada y un plan para eliminar esos kilos de más, evitando siempre los
cambios bruscos de peso.
Además, es bueno nutrir la piel con
aminoácidos: están presentes en las proteínas (carnes, pescados, aves,
legumbres, lácteos, huevos) y son los “ladrillos” sobre los que se fabrican las
fibras de la dermis.
En forma: la piel de la zona de los
brazos es también muy delicada, para cuidarla y evitar que se caiga, se
recomienda ir al gimnasio para fortalecer esa zona durante 365 días al año. Sin
duda, los deportes como natación y voleibol, ayudarán a ejercitar la
musculatura de esas extremidades, mermando notablemente la flacidez.
Algunos ejercicios que se pueden realizar en
casa para tonificar esta área son:
Flexiones invertidas: Colocar dos
sillas respaldadas en la pared separándolas 60 cm. Sentarse entre ellas (en el
aire), apoyando cada mano en el borde de los asientos con los dedos hacia
delante. Con las piernas al frente semiflexionadas y apoyando solo los talones,
bajar y subir el torso estando perpendicular al suelo sin levantar las caderas.
Flexión de brazos: inclinar el
cuerpo a 90º de manera que la espalda quede paralela al suelo. Levantar los
codos más arriba que la espalda con los puños bajo los hombros. Extender los
brazos hacia atrás, sin bajar los codos y llevando los puños bien arriba. En
esa posición contraer fuerte los músculos posteriores de los brazos. Luego bajar
solo los antebrazos y repetir.
Ejercicio del “esquiador”:
colocarse en plano inclinado a 45º entre dos sillas que tengan los respaldos colocados
contra la pared. Apoyar las palmas de las manos en los asientos manteniendo el
cuerpo recto y los brazos extendidos. Flexionar los brazos llevando los codos
hacia atrás (no hacia los lados) y descender todo lo que se pueda, pero sin
levantar las caderas.
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