Partiendo de la relajación que tiene el vaivén de
balancearse sobre un columpio y la sensación de volver a la infancia, el Yoga
Fly se practica sobre una especie de trapecio hecho con tela de paracaídas en
la que se realizan ciertas posturas del yoga tradicional.
Su origen tiene diferentes teorías, sin embargo, en
la que la mayoría de los expertos coincide es en la que los yoguis ancestrales
de India se trepaban en la copa de los árboles sujetándose con telas y usándolas
para apoyarse al practicar las posturas.
En el año 2003, en Bali, Indonesia nace el Swing Yoga, un sistema aéreo
creado por Kerrie Neal y Stacy Schumann.
Rafael Martínez, fundador de AeroYoga en Madrid
indica que esta práctica cuenta con influencias del Natha Yoga, Pilates
Ayurveda y Mallakhamb Rope. El Mallakhamb es una especie de gimnasia en la que
se practican diversas posturas sobre un poste de madera o cuerda, es una
actividad muy popular en la India.
Entre los múltiples beneficios que tiene el Yoga Fly
hay cuatro principales que son los siguientes:
-
Tonificar y
redefinir el cuerpo especialmente la zona del abdomen, piernas, brazos y
glúteos.
-
Realizar estiramientos
que, muchas veces, sobre el mat se tornan complejos y que sobre el columpio son
más sencillos de ejecutar.
-
Potenciar las
capacidades mentales.
-
Eliminar el
dolor de espalda.
Martínez explica que “La columna vertebral pasa a
ser la base de la conciencia por ser la vía principal por donde discurre la
energía; la idea es desbloquearla, liberarla y estirarla. Para ello, usamos
metáforas y visualizaciones en las que la comparamos con ríos u océanos que
fluyen”.
Unas de las posturas más conocidas son las
siguientes:
El
murciélago
La persona se guinda de cabeza desde el columpio,
este sostiene los glúteos y piernas, mientras que se entrelazan al mismo. Las
manos, se pasan detrás de la cabeza. El efecto conseguido es que se entra en un
estado meditativo casi de manera inmediata, el cerebro se oxigena rápidamente y
el cuerpo produce mayor cantidad de endorfinas y serotonina, lo cual ayuda a producir una sensación de paz.
El
puente
Las manos se apoyan sobre el piso, al mismo tiempo
que la pelvis queda hacia arriba. La tela sostiene la cadera, los glúteos y la
cintura; se arquea el cuerpo hacia atrás. Las piernas quedan suspendidas y la
persona toma los talones con sus manos para lograr tal arqueo. Se fortalece el
abdomen y se enfrentan los miedos que pueda generar esta posición.
El
guerrero
Los brazos se abren paralelamente para formar una
línea recta. Mientras que, en el columpio, una de las piernas queda suspendida
en el aire y la otra en la tela.
La
crisálida
Es, por lo general, la última postura de una sesión
y dura aproximadamente 15 minutos. Su objetivo es relajar, su nombre se debe a
que la persona queda como en un "capullo". La idea es tumbarse dentro
del columpio, las piernas quedan sostenidas por el mismo hacia arriba. Esto,
junto a otros elementos como la aromaterapia, hace que el cuerpo segregue
morfina natural. Expertos dicen que esta postura equivale a ocho horas de
descanso.
Como toda práctica se debe consultar con un profesional
para evitar lesiones; y si se sufre de alguna dolencia, lo mejor es que se
adapten las prácticas dependiendo del tipo de padecimiento que se tenga para
evitar una lesión mayor.
El columpio sirve para reajustar y alinear el
cuerpo. Con él, se consigue estirar mejor y realizar asanas complicadas. Es
ideal para las personas con falta de movilidad, pues consiguen hacer posturas
que en el mat cuesta. Se experimenta el estado de ingravidez cuyo efecto es
relajante; y por último crece la autoconfianza en la persona.
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